Entre las montañas, rodeado de una espesa vegetación, se encuentra el barranco de Juan Sastre, una zona con posibilidades de escalada para personas especializadas.
Resulta sencilla la accesibilidad al barranco e incluso interesante y todo un reto para personas inexpertas, pero a medida que se profundiza en él se aprecian una serie de cambios en la vegetación, desaparecen aliagas, romeros y demás plantas que hasta el momento nos habían acompañado y aparecen musgos, enredaderas que se descuelgan desde lo alto del barranco hasta nuestro alcance y otras variedades que sólo se localizan en este lugar.
Junto con el cambio de vegetación se produce un cambio paisajístico considerable, las rocas cada vez se cierran más y más a su paso, la temperatura desciende un poco, todo este conjunto, produce la sensación en el visitante de haber viajado en el tiempo a otra era y descubrir parajes casi vírgenes.
Cuentan los habitantes más mayores del municipio, que este barranco sirvió de refugio en la Guerra Civil a las tropas Republicanas, y posteriormente de alojamiento a los maquís, su situación les resultaba cómoda debido a su proximidad al municipio, permitiéndoles bajar por las noches en busca de alimento y permanecer guarecidos durante el día, complicando así a las tropas Nacionales su localización.